18 abr 2013

VIDA CONTEMPLATIVA Y VIDA ACTIVA

XXIII. LA VIDA CONTEMPLATIVA Y LA VIDA ACTIVA

“María ha escogido la mejor parte que no le será quitada.” (Luc., X, 42.)

En Marta y María están representadas, según el sentir de los Santos Padres, los dos caminos o las dos vidas en que se puede servir al Señor. Marta, afanándose por atender y obsequiar al Maestro, es figura de vida activa, propia de los que ejercen las obras de misericordia corporales y de los que realizan apostolado. María, sentada a los pies de Jesús es figura de la vida contemplativa, propia de las almas que lejos del mundo buscan ante todo su perfección y su unión íntima con Dios.
Tiene, pues, mucha importancia la afirmación hecha por Jesucristo respecto a estas dos vidas y por eso conviene meditar seriamente sobre ella, joven.

1. Jesucristo no censura la actividad de Marta, sino su solicitud extremada. Marta hacía una obra sirviendo al Maestro. Y la hacía con rectitud de intención, ya que le guiaba en ello el amor que profesaba a Jesucristo. Se trata, por lo tanto, de una obra buena y laudable por sí misma y por el motivo que la impulsa.
Pero Marta andaba preocupada y distraída, como hace constar el Evangelio. Y Jesús censura esa solicitud excesiva que la intranquiliza y la conturba, porque es desordenada.
No puede verse en esta afirmación de Jesús una censura de la vida activa. El ejercicio de la caridad corporal es una obra buena en sí misma, mandada por el Maestro. La práctica del apostolado es una obra laudable y meritoria. Si se procede con rectitud de intención –por amor a Jesús y a las almas– la vida activa merece las bendiciones de Dios. El mismo Jesucristo realizó obras de misericordia corporal y ejerció el apostolado durante su vida. Él es el primer apóstol. Envió a sus apóstoles para que ejerciesen el apostolado por todo el mundo. La misión específica de los sacerdotes es el ejercicio del apostolado. Jesús no puede censurar esa vida que Él mismo practicó.
Pero la actividad puede ser excesiva, aunque se trate de cosas buenas. Dedicarse a las obras de caridad o al ejercicio del apostolado en menoscabo del propio recogimiento, de la propia perfección, de la paz del espíritu, es un desorden. Sacrificar la propia santificación en aras de la actividad externa es un desorden que el Señor no puede aprobar. Entonces, el ejercicio de la caridad y del apostolado, siendo cosas buenas en sí mismas, resultan perjudiciales y dañosas por el desorden que encierran. Jesús censura con estas palabras esa actividad excesiva y desordenada.
A ti te gusta la actividad, el movimiento, la acción. Eres impetuoso y entusiasta. Te lanzas con generosidad a las empresas de apostolado. Y esto es un bien, pero puede encerrar un peligro. Jesús quiso señalarte este peligro para que procures evitarlo.

Aprende, joven, la lección del Maestro y no te dejes engañar por la impetuosidad propia de tu corazón juvenil. Nunca tu apostolado ha de ser en perjuicio de tu formación o de tu vida interior. Nunca debes descuidar tu salvación por atender a la salvación de los demás. Nunca debes cercenar los actos de tu vida espiritual con la excusa de las actividades externas. Nunca debes dejarte absorber por las actividades externas hasta el punto que pierdas la tranquilidad y la paz. Entonces tu apostolado sería desordenado. Sería perjudicial para ti. Merecerías la censura del Maestro.
¿Has tenido en cuenta esta verdad, joven? ¿Has descuidado tu vida interior con excusas de una mayor actividad externa? ¿Has podido merecer por tu apostolado excesivo la censura que encierran estas palabras de Jesús?

2. Jesús defiende a María contra el ataque de Marta y aún da preferencia a la contemplación de María sobre la actividad de su hermana.
Estamos en el siglo del movimiento, de la agitación, de la actividad desmesurada. Incluso en el campo puramente religioso se da una excesiva importancia a la actividad y se juzga casi inútil la oración. Muchos apóstoles que no pueden negar la licitud y la conveniencia de la vida contemplativa, aprobada y bendecida por la Iglesia, la consideran menos necesaria en nuestros días y quizá un poco desplazada en estos tiempos. Y esto es una equivocación y un error.
Jesús con estas palabras defiende la posición de tantas almas que se alejan del mundo para dedicarse exclusivamente al servicio de dios, buscando su mayor santificación. La vida contemplativa es una vida llena y fecunda. La actividad de las almas contemplativas es necesaria en la Iglesia y necesaria para la fecundidad del mismo apostolado externo que la Iglesia realiza. ¡Cuántas conversiones se deben a las oraciones y a los sacrificios de las almas santas! ¡Cuántas empresas de apostolado fructifican espléndidamente, gracias a la oblación de sí mismas que hacen las almas contemplativas!
Hoy se necesitan apóstoles, es verdad. Hoy se precisa una actividad intensa para restaurar el espíritu cristiano en los pueblos; es cierto. Pero hoy se necesitan, ante todo y sobre todo, almas santas. Hoy se necesitan principalmente almas víctimas que unidas a la víctima divina que se ofreció en el Calvario, atraigan sobre los hombres las gracias del cielo. La vida contemplativa no es inútil. Las almas contemplativas tienen una gran misión en nuestros días. Jesús defiende clarísimamente su posición.

Las palabras de Jesús tienen todavía un mayor alcance. La vida contemplativa es más perfecta que la vida activa. La contemplación es más necesaria y más excelente que la acción. “María ha escogido la mejor parte”, en frase de Jesucristo. Y la razón que da San Agustín es evidente. María se ocupa directamente en las cosas de Dios. Marta, aunque busca el mismo fin, se ocupa directamente en cosas materiales. Y es más excelente dedicarse a las cosas de Dios que a las cosas materiales, aunque también en ellas se busque a Dios.
Pero aun en orden al apostolado es también exacta esta afirmación del Maestro. Las almas contemplativas tienen una misión importantísima en la Iglesia. Con su oración, con sus sacrificios, con su unión con Dios, realizan un magnífico apostolado. En orden a la salvación y a la santificación de las almas, que es el fin del apostolado, tiene mayor eficacia la oración que la acción, la santidad que la actividad externa. Por eso Pío XI proclamó a Santa Teresita patrona de las Misiones y por eso tenía marcadísimo interés en que se estableciesen en terreno de misiones comunidades de vida contemplativa.
Este detalle no debes olvidarlo, joven. Tú necesitas de las oraciones y de los sacrificios de las almas santas. Las almas contemplativas pueden ayudarte muy eficazmente en tu misión santificadora. Ellas te conseguirán las bendiciones de Dios para que tu apostolado fructifique espléndidamente.

3. El apostolado no es solamente actividad, es también oración. No pertenece exclusivamente a la vida contemplativa, ni a la vida activa. El apostolado, bien entendido y bien realizado, es una fusión de ambas vidas.
Santo Tomás lo ha definido admirablemente. El apostolado es “contemplata aliis tradere”, esto es, comunicar a los demás lo que se ha recibido en la contemplación.
El apóstol no puede limitar su actividad a la actuación externa. El apostolado no es solamente actividad exterior. La oración y la acción se han de entrelazar maravillosamente en la vida del verdadero apóstol. Jesús predica y actúa externamente pero dedica largas horas a la oración y a la comunicación con su Padre. San Pablo llevaba una vida de altísima contemplación al mismo tiempo que desplegaba una actividad asombrosa. Todos los grandes apóstoles han sabido seguir este ejemplo del Maestro.
Este criterio es básico y esencial para ti, joven. El apóstol debe llenarse con la contemplación y debe dar lo que le sobra con el apostolado. El apóstol debe estar íntimamente unido con Dios para unir con Él a los demás hombres. El apóstol debe ser una proyección de Cristo en medio del mundo para que los hombres viéndole se acerquen y amen a Jesús.
Bien está que procures perfeccionar tus métodos de apostolado y que prepares con esmero tus empresas. Pero sin olvidarte de lo principal; sin descuidar tu vida interior; sin despreciar la vida contemplativa. Ganarás más almas orando que predicando. Harás más bien santificándote que actuando. Darás más gloria a Dios con tu vida interior que con tu actividad externa.
Conviene rectificar criterios y procedimientos, joven. Conviene seguir con fidelidad el camino que nos señala el Maestro. La vida contemplativa es más excelente y más perfecta que la vida activa. Pero la perfección para ti está en la unión de las dos vidas. No olvides esta lección del Maestro.

1 comentario:

  1. Buenísimo artículo. Para meditarlo en parte y en conjunto, idea por idea y entresacar una enseñanza homogenea. Resistamos católicos, apostólicos y romanos. Para mayor Gloria de Dios y salvación de nuestras almas.

    Javier

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